Con la normativa laboral puesta en marcha, el PP ha introducido en la sociedad española un factor de inseguridad y desconfianza entre los asalariados, como nunca, ni en la dictadura, se recuerda.
El que el patrón - o mejor dicho, el amo - arguyendo disminución de los beneficios pueda decolgarse del convenio, modificar tu categoría laboral, cambiar tu turno y lugar de trabajo, reducir tu salario y, en caso de desacuerdo, ponerte de patitas en la calle - con la tranquilidad de que, en principio, su decisión de despedirte será considerada procedente - o el hecho de que reiteradas ausencias por enfermedad - incluso las justificadas - puedan ser causa de despido procedente, (lo dicho: máquinas sin averías y bien engrasadas) han volado por los aires cualquier margen de confianza en el futuro.¿Quién es el guapo que, en estas condiciones, se atreve a asumir otro gasto que no sea el necesario para sobrevivir: comida, techo, ropa y salud? El que tiene algunos ahorros, los guardará por si pierde el favor de su amo.
Probablemente, a muchos empresarios ni les pasará por la cabeza aplicar estas normas y preferirán seguir siendo empresarios y no amos; seguir teniendo trabajadores comprometidos con los objetivos de la empresa y no siervos. Incluso a algunos les repugnará que exista un gobierno capaz de crear tal engendro. Pero el miedo a quedarse sin medio de subsistencia y a las decisiones, que cada viernes toma el gobierno, se ha extendido a toda la sociedad y lo atenaza todo. Como boomerang, unas medidas, tomadas en defensa de la empresa, se vuelven contra ella, paralizando y deprimiendo aún más la economía del país y - haciendo causa común con la crisis - contribuyendo al aumento del paro, la injusticia y la miseria.
Puede que esté equivocado en todo lo que hasta ahora he dicho, pero hay dos cosas sobre las que tengo cierta certeza. La reforma laboral y el sentido de la equidad - que tanto menciona Rajoy - están reñidos. La reforma laboral vacía de contenido el derecho de huelga. En las actuales circunstancias y con la normativa laboral en vigor, ¿se atrevería alguno de ustedes a irse a la huelga? Yo, no.