No es porque no se anunció previamente, ni porque el medio no fuera adecuado; tampoco porque no se fuera, calle a calle, convocando a los vecinos - megafonía al canto - a la asamblea de elección de una nueva Junta de Gobierno. La Asociación se nos muere, o - mejor dicho - la estamos matando con nuestra pasividad. Lo cierto es, que sólo acudieron los vecinos de siempre (muchos de ellos jubilados o a punto de jubilarse).
Pedro, el actual presidente, asumió el cargo hace ya unos cuantos años y en semejantes circunstancias. Sin cobrar un céntimo, y después de cumplir su jornada como asalariado y hacer las huertas que al término de la misma le esperaban, dedicó al barrio gran parte del tiempo que otros dedicamos al ocio y a nuestras familias. Junto a él, otros vecinos han compartido este esfuerzo. Pero estos vecinos, al igual que Pedro, están ya cansados. Con ellos tiene el barrio un deuda.
Parece ser que las nuevas generaciones no quieren aún tomar el relevo. Pero éste es el momento.
Sin la Asociación es casi imposible explicar los últimos treinta años de nuestro barrio. Desde que se constituyó, hasta hoy, ha contribuido, entre otras cosas, a integrar el barrio, a fomentar la convivencia, a dotarnos de servicios que antes nunca tuvimos, a canalizar las relaciones con nuestras autoridades y demandar las mejoras necesarias, a disponer de recursos culturales, deportivos y de ocio, a conocer mejor nuestra tierra, y otras, allende los mares, y, como no, a que podamos realizar los festejos familiares y las fiestas del barrio en un lugar adecuado.
Sin embargo, parece que no somos conscientes de lo que la asociación de los vecinos del barrio ha hecho y puede hacer en la mejora de las condiciones de vida del lugar en que vivimos. Porque, cuando se hace imposible encontrar relevo para "los viejos"en la Junta de Gobierno de la Asociación, se está cayendo en la inconsciencia, o en la inconsecuencia.
No nos engañemos, no. No se trata de egoísmo o generosidad. No se trata de "ayudar" a cuatro, que vamos allí a echarnos unas perras de vino y una partidita. Se trata de mantener y mejorar, si es posible, el lugar en el que vivimos y trabajamos. Se trata de que la ordenación del tráfico responda a los intereses de los vecinos, de que los puentes se beban toda el agua que han de beberse y de que los barrancos no entren en nuestras casas, de que la ludoteca siga prestando el servicio adecuado, de que se canalicen las aguas pluviales en nuestras calles, de que se corrijan las humedades en nuestro local social, y de que se consigan, mediante la colaboración entre los vecinos del barrio y nuestro Ayuntamiento, otras muchas cosas. Así se hizo el ya desaparecido paseo del barranco y, así, el local social del barrio.
El uno de julio, a las 20:30 horas - 21:00 en segunda convocatoria - en el local social del barrio, los viejos, esperamos a los jóvenes que nos han de relevar. Espero que si algunos de los que me leen lo son, acudan a esta cita.
Maestro, aunque no soy de La Carrera, y mucho menos joven, lo leo. Y le doy la 're'bienvenida al mundo bloguero. Cuánta razón tienes. Y qué pena nos causa aquellos esfuerzos para levantar tantos y tantos locales sociales. Ojalá que la "crisis" nos vuelva a poner en nuestro sitio. Saludos, Jesús.
ResponderEliminar